DINERO: El conflicto monetario es una de las principales disputas en la pareja, que puede llevar a su destrucción.
ESTRÉS: Las excesivas responsabilidades llevan al agotamiento físico y mental. Para las parejas jóvenes son moneda corriente. Al final del día, están muy cansados para disfrutar del otro... y el otro lo nota.
EGO: Hay personas más centradas en sí mismos y otras que son felices al recibir. Dos personas ególatras pueden destrozarse en muy poco tiempo.
FAMILIA: Las relaciones familiares son otro punto de disputa. Si uno de los enamorados no está completamente emancipado o es un niño de mamá, se generarán roces con su pareja.
ESPACIO PROPIO: Compartirlo todo, aunque suene extraño, es un camino sin salida a la crisis de pareja. Tener un espacio y tiempo personales, ayudará a la pareja a darse un respiro.
FRUSTRACION SEXUAL: No entenderse en las relaciones sexuales lleva a la infidelidad, la inseguridad y los celos, que minan la pareja.
FRACASOS LABORALES: Aunque los hombres se deprimen más, un problema laboral influirá decisivamente en la pareja. Si no establece un diálogo maduro, podría llevar al quiebre.
ÉXITO LABORAL: En la antítesis, si uno de los miembros de la pareja es muy exitoso o busca la senda de la fama, el otro se sentirá apartado y discriminado.
EXCESIVA JUVENTUD: Las parejas muy jóvenes son inmaduras. Contraer compromiso o matrimonio en la adolescencia aumenta las posibilidades de divorcio por falta de conocimiento y experiencia en la vida
ADICCIONES: El alcohol, las drogas, el juego compulsivo... son vicios personales, pero se trasladan y preocupan a los seres queridos. Un adicto puede destruir la pareja. Además, Gottman asegura que las expectativas poco realistas también son destructivas. Pensar en un lecho de rosas e idealizar a la pareja logran que la caída de la ilusión sea más tormentosa. Conviene poner los pies en la tierra.