Una vez en la sala, todos nos sentamos a excepción de él. Yo estaba sentado junto a un pelirrojo, con cara de niño malo y una sonrisa muy parecida al Joker, ese personaje tan malo que salía en la película Batman. Sin embargo había algo en él, que a pesar de su aspecto malévolo, me hacía pensar que era un buen chaval. En esos pensamientos estaba yo cuando Antonio comenzó a hablar:
- En primer lugar, quiero dar la bienvenida a todos los árbitros de nuevo ingreso. Veréis, vais a iniciaros en un profesión difícil, complicada, en la que solo si estáis dispuestos a sacrificaros seréis capaces de seguir en ella
- Este tío se cree que somos Jesucristo, me susurró el pelirrojo.
- El arbitraje os va a dar tanto como vosotros mismos le entreguéis a el. Si vosotros simplemente venís a pasar el rato o a sacar algún dinero para poder salir de marcha o comprar ésta o aquella camiseta, el arbitraje será cruel con vosotros, no sacareis nada productivo y os aseguro que sacaríais mucho más dinero haciendo cualquier otro tipo de trabajo. Ahora bien si lo que realmente pretendéis es llegar lejos en este mundo, si dais lo máximo que lleváis dentro sin esperar nada a cambio, entonces el arbitraje será mucho más benévolo, no os va a regalar nada pero sin embargo será justo. Los mejores irán ascendiendo y sólo los mediocres quedarán olvidados. Es el único secreto, el trabajo y el sacrificio deberán ser vuestros compañeros de viaje sin dejar nunca de lado la diversión y el orgullo que produce estar en un colectivo tan importante como es éste.
- No veas que rollo tiene el colega. Vamos que un poquito más y quiere que paguemos nosotros por arbitrar – seguía comentando mi compañero.
- Un buen árbitro debe ser recto pero también condescendiente, debe estar seguro de sus decisiones, pero no olvidar el hecho de que no somos máquinas y por lo tanto los errores serán algo intrínseco a nosotros .
- Si, ya, cuéntale lo de los errores a los padres de los niños, cuando estén corriendo detrás tuya, concluyó el pelirrojo, soltando una leve carcajada.
Este Joker, me estaba haciendo el discurso (quizás excesivamente formal), bastante más ameno, si bien por otro lado me estaba haciendo pensar, medio en broma medio en serio, en la complicada dualidad entre la teoría y la práctica. No debía ser fácil ponerse delante de tanta gente, tú solo en el estadio. Pero bueno, pronto lo experimentaría.
- Sin embargo cuando un partido termina, uno debe salir siempre con la cabeza bien alta, orgulloso de su trabajo y asumiendo las críticas ( no los insultos) constructivas para aprender y mejorar su rendimiento. Bueno, me estoy poniendo demasiado serio y no es lo que pretendo.
- Un poco dice, es un plasta el tío.
- El arbitraje puede resultar muy divertido si nos lo tomamos con pasión, así que ya no hablo más. Ahora os toca a vosotros. Haced las preguntas que queráis.
