miércoles, enero 10, 2007

Capítulo 4

Antes de nada pedir disculpas por la tardanza de este cuarto capítulo, pero las vacaciones son sagradas. Espero, con este nuevo capítulo de mi libro "Arbitro cabrón", calmar vuestra ansiedad (jeje).


Reuní las fuerzas necesarias para entrar y dije:

- Buenas tardes señor
- Buenas tardes. ¿Qué desea?
- Pues verá, yo… yo quiero ser árbitro y un alumno suyo me ha dicho que viniera aquí para informarme.
- ¿Un alumno mío?, ¡pero si yo no soy maestro!- dijo mientras esbozaba una sonrisa.
- Ah, ¿no? Fernando me dijo que esto era un colegio, así que yo creía que usted era el profesor.
- Bueno, la verdad es que sí, esto es un colegio, pero un colegio muy especial. En este colegio no hay profesores ni alumnos sino que todos los que están aquí aprendemos cosas. Simplemente hay árbitros que llevan más tiempo en el colegio y son los encargados de transmitir sus conocimientos y experiencias al resto de árbitros más noveles.
- Me parece genial porque no me hacía mucha gracia que hubiera maestros. No me caen bien, son muy aburridos.

El hombre mayor no puedo contener la risa y soltó una carcajada ante la que yo también reí.

- Entonces, ¿qué pasos tengo que seguir para ser un buen árbitro?
- Nosotros te iremos enseñando como tienes que comportarte y como debes arbitrar. El resto será cosa tuya. Que llegues a ser un buen árbitro o te quedes en el camino solo dependerá de ti mismo; dependerá mucho de tus aptitudes, pero sobre todo dependerá de las ganas que tengas de ser árbitro.

Ese comentario me dio mucha fuerza y confianza para seguir adelante, pues si las ganas era lo más importante para llegar lejos yo sería el mejor de todos, no había en el mundo nada que deseara más que empezar a arbitrar.
En el camino de vuelta a casa mi madre me preguntó más de mil veces si estaba seguro de querer ser árbitro pero ante mis reiteradas afirmaciones no tuvo más remedio que convencerse que no iba a ser una de esas aficiones pasajeras tan usuales en los niños.
El hombre mayor me había indicado que la semana próxima había una reunión con todos los colegiados de nuevo ingreso en la que ya nos informaría de una forma mucho más precisa de todo lo relacionado con la inscripción.
La semana se me hizo eterna, no podía pensar en otra cosa, pero tenía que hacer un esfuerzo para poder estudiar. De lo contrario, mi madre no dejaría que fuera a la reunión.
Mis amigos se extrañaban mucho de que no quisiera ir a jugar con ellos, más si cabe siendo yo un “loco del fútbol”. Me encantaba jugar con ellos. Sin embargo yo prefería pasar mi tiempo libre imaginando que ocurriría en esa reunión; como serían las personas que allí me encontraría, tanto antiguos como nuevos árbitros. Esa era mi mayor preocupación.
Era curioso pero a pesar de las constantes críticas que escuchaba en mi entorno (ya fueran familiares, de amigos o medios de comunicación), yo no sentía animadversión alguna hacía los árbitros. Es más probablemente haya sido todo eso lo que me haya motivado más dar ese paso. Quizás todo tenga que ver mucho con mi carácter; no soy una persona a la que le gusten las cosas fáciles, no me gusta seguir las modas haciendo y pensando igual que la mayoría de la gente. Es muy fácil dejarse llevar por el gentío, por las grandes masas, pero para mi no hay nada más bonito que destacar. Destacar en algo, hay que ser diferente, no caer en los fáciles comentarios, en los fáciles hechos, en su mediocridad. Lo importante es que te guste a ti, no que le guste a tu padre, al de la tele o al vecino del quinto. Por eso me siento afortunado, por ver todas estas cosas tan claras.

4 Comments:

Blogger Bartola said...

Fis, se supone que el libro tenía cosas reales y cosas ficticias, pero hasta ahora creo que poco hay de real. Dices mas mentiras que los ministros.

sábado, enero 13, 2007 6:54:00 p. m.  
Blogger Los Novios: Mariví y Dani said...

Pues esto es bastante más real, que cuando salga un tal Juan de niño bueno. Eso si que va a ser una buena trola. Juan de niño bueno, jajajaja.

domingo, enero 14, 2007 4:01:00 p. m.  
Blogger Lidia said...

Lo de ser árbitro es un poco como ser profe, hay que ser un poquitín masoca (yo mismamente), pero también es un reto, no?

lunes, enero 15, 2007 2:07:00 p. m.  
Blogger Los Novios: Mariví y Dani said...

Totalmente de acuerdo contigo Lidia, el masoquismo debe ser una cualidad del buen arbitro y en cierta medida también del profe, porque sino no se entiende como nos metemos en este mundillo. Un saludo

lunes, enero 15, 2007 9:01:00 p. m.  

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